El punteado es una técnica de grabado tallado que se utiliza para crear efectos de tono mediante la distribución de un patrón de puntos de varios tamaños y densidades para la creación de una imagen. El patrón es creado en una placa de impresión, ya sea mediante un buril o la utilización de técnicas de aguafuerte.[1] El uso de puntos y líneas para sombrear aspectos de una imagen fue utilizado por más de dos siglos hasta ser desarrollado como un técnica específica a mediados del siglo XVIII.[2]
La técnica admite variaciones tonales sutiles y es especialmente utilizada para simular dibujos realizados con tiza o sanguina.[3]